Entrevista al profesor Diego Gracia, catedrático de Historia de la Medicina y conocido entre los afortunados de poder escucharle en los congresos de psiquiatría legal. En el siguiente diálogo deliberativo con José Lázaro, profesor de humanidades, se explora “la relación entre la experiencia de las enfermedades antiguas y la punzante actualidad de la presente”.
Entresaco unos párrafos para invitaros a la lectura completa del artículo, que como siempre, escuchándole o leyéndole, no te deja indiferente:
“En el ser humano todo está modificado a través de la inteligencia, que si para algo sirve es para modificar el medio y adecuarlo a las necesidades humanas...Nuestra naturaleza no es pura, sino modificada, cultivada; es decir, no se trata de naturaleza sino de “cultura”.
La difusión de esta epidemia ha sido tan sorprendentemente rápida porque vivimos en la era de la globalización, y la movilidad humana es hoy infinitamente mayor que la de cualquier época anterior. Movilidad humana es también movilidad de gérmenes. Y el remedio clásico contra las epidemias, la cuarentena (por lo que se ve, hasta ahora no hemos sido capaces de inventar otro distinto) es lo más opuesto que pensarse pueda a la globalización. Esto explica la crisis total que está provocando.
El ser vivo y el medio constituyen una unidad indisoluble. También en el caso de la especie humana. Cada ser vivo tiene su propio medio, al que está adaptado, de modo que ambos coexisten en equilibrio. Los problemas comienzan cuando se rompe el equilibrio, es decir, cuando una especie invade el espacio de otra. En esto, la especie humana ha sido y es particularmente activa. Ha considerado que su medio es el mundo entero, y que puede destruir o alterar los medios naturales a su antojo. Es un error infantil, cuyas consecuencias ahora estamos empezando a calibrar. Esta pandemia es uno de los síntomas de que la cultura humana tiene que cambiar de orientación de modo drástico. Pero como los seres occidentales vivimos en un delirio de narcisismo y estamos encantados de habernos conocido, no nos pueden despertar, si es que lo hacen, crisis como la actual. Esto es un aviso, sólo un aviso.
Cada vez estamos más cerca de convertir la humanidad en un rebaño de ovejas. Aquí sí que cobra todo su sentido la expresión “efecto rebaño”. Pero se trata de un rebaño distinto al de los epidemiólogos. Es el rebaño de lo que Kant bautizó como heteronomía”, por oposición a autonomía. Las nuevas tecnologías y las redes sociales son fantásticos sistemas de control social, que pueden servir para educar, pero también para manipular y someter a la población. Y parece que esto último es lo que tiene más probabilidades de suceder. Nunca había existido en España un gobierno con tal capacidad de manipulación y control de los medios como el que ahora tenemos.
Las epidemias no son fenómenos naturales sino humanos. Los seres humanos somos los causantes de las epidemias. En el origen suele estar la falta de respeto hacia los equilibrios ecológicos. Solo respetando la ecología animal podremos respetarnos a nosotros mismos. Lo demás es no sólo ilusorio sino también inmoral.
No podemos seguir deteriorando el medio ambiente, polucionado los mares, deforestando los bosques, con una obsesión depredadora que, como corresponde a las obsesiones, debería estar en los tratados de Psiquiatría. Lo que está en juego no es solo la humanidad, la vida humana, es la propia supervivencia biológica.”
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